A pesar de que nuestros políticos
gobernantes han tardado en reconocer la situación de la crisis, todos ellos, ya
sean de un color u otro, se han apuntado rápidamente a aplicar medidas
presupuestarias restrictivas que empeoran las condiciones laborales del
personal al servicio de la administración y tienen un impacto directo en la
calidad de los servicios públicos.
En los últimos años, obsesionados
por cerrar los presupuestos municipales con déficit 0, la administración
pública ha olvidado que su finalidad es dar un servicio de calidad a sus
ciudadanos, empleando una visión netamente neoliberal de acuerdo a las
tendencias de la Europa del capital. Entendemos que en tiempos de crisis, la
administración local ha de fomentar el empleo pública y mantener los derechos
laborales de los empleados municipales.
Los equipos de gobierno municipales
aplican políticas laborales y sociales que benefician a los propios partidos
políticos y a los sectores empresariales afines que les dan soporte y financian
sus campañas; en definitiva practican el “clientelismo” político que garantiza
la continuidad en el cargo. No importa el ciudadano, sino mantener la “poltrona”
con un sueldo millonario. El municipalismo democrático deja paso a la
partidocracia.